Todos sabemos que el pasaporte es el documento más importante de
cualquier viajero, algo así como el acta de nacimiento. Cada sello en el
pasaporte es como el sello de una nueva vacuna que nos hemos puesto, heheh.
Vacuna contra la rutina, vacuna para la exploración, para abrir los ojos al
mundo, vacuna contra los prejuicios, vacuna para el aburrimiento, para celebrar el amor, o contra el mal de
amores, contra el miedo a lo desconocido, etcétera.
Siendo el pasaporte un documento tan importante para los viajeros,
resulta interesante ver como tener X o Y pasaporte altera la experiencia de
este hobby tan popular y necesario. Si se viene de lo comúnmente denominado "País del tercer mundo" y se tiene alguna experiencia de
viaje en la mochila, seguro que se ha vivido alguna situación
relacionada con la "libertad" predeterminada de un pasaporte tercermundista.
Al principio de los tiempos, la tierra era de todos los seres vivos y solo era necesario tener dos pies para recorrerla, punto. Con el devenir
histórico, naturalmente, el poder, la avaricia, las guerras, la política se fueron
generando límites y fronteras, y ahora estamos donde estamos. A pesar de que a medida
que "evolucionamos" como sociedad las cosas deberían ir mejorando, no es el
caso. Al menos en el caso de mi país República Dominicana, cada día hay nuevas
puertas, sí, pero cerradas. Amigos europeos y estadounidenses se quejan conmigo de tener que pagar 15 euros para entrar a X o Y país, a lo cual a veces respondo con el silencio, hehe. Los estadounidenses en años
anteriores inclusive viajaban sin pasaporte a algunos destinos. Así que muchos no tienen idea de
como es el tedioso proceso de pedir visa hasta que se los cuento. Es normal
que les sorprenda, viven en la burbuja que los sitúa el "poder" y resulta injusto.
En este
artículo sobre ¿Qué tan poderoso es tu pasaporte? se muestra un mapa coloreado
según el poder de los pasaportes por países. Así, los colores más claros
representan los países con menos poder, y los más oscuros pues los más
poderosos. Resulta interesante que el norte en su mayoría es la zona del
mundo que tiene más libertad a la hora de viajar (De rojo intenso a negro). Si existen 179 países, estos
países poderosos del norte, pueden salir de casa, agarrar el carro (coche),
irse hasta al aeropuerto, coger el próximo avión sin que importe mucho el
destino y sin que abunden las preguntas.
Los países del sur,
por el contrario, como puede verse está un poco mixto, unos tienen más
libertad y para otros representa un verdadero dolor
de cabeza siquiera intentar salir de casa. Como nosotros, que somos el menos
poderoso de Latinoamérica, después de Haití (o sea color papel).
De acuerdo a esta estadística mi país tiene acceso a un total de 51 países a los que se puede viajar
sin necesidad de visa previa. Solo hay que pagar en el aeropuerto. Pero dentro
de esos 51 países, ¿a cuáles el pueblo dominicano le interesaría ir de veras? ¿o tendría posibilidades de?
Si miramos el dato
según lo presenta Wikipedia, vemos que el panorama es limitado.
Por ejemplo, en
nuestro continente América hay un total de 49 países, de los cuales solo a 6
podemos entrar sin problema: Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Colombia,
Jamaica y Trinidad y Tobago.
Solo 6 en toda América. Nuestra
propia casa. Resulta hasta triste...
Antes
solíamos tener las puertas más abiertas. Países como Argentina, Chile, Uruguay y Perú
tenían las puertas abiertas para nosotros. Ya no. Me pregunto que clase de
criterio o acontecimientos los llevan a tomar estas decisiones en retroceso como el cangrejo. En un mundo con
tantas barreras, habría mejor que trabajar para crear puentes, digo yo.
En el continente
europeo es claro y evidente que de 60 países no podemos pisar ninguno excepto
Georgia y Turquía. Dos, de 60 países. No sé, parece que somos terroristas y no
lo sabíamos.
En África, que tiene
56 países, podemos entrar a 19 que no son los más conocidos como Sudáfrica
o Marruecos. Está: Egipto (bien), Gambia, Gabón, Djibouti, Comoros, Cabo Verde, Burundi,
Botwsana, Guinea-Bissau, Kenya, Uganda, Zimbabwe, Togo, Tanzania, Mozambique,
Mauritania, Mali, Madagascar, Somalia.
Siendo sinceros, el porciento de personas a
los que les interesa ir a estos lugares o que puede agarrarse un vuelo desde el
Caribe hasta Madagascar, por ejemplo, es mínimo.
Asia y Medio Oriente
según estos listados es el continente que en proporción nos abre más las
puertas. De 60 hay 22 países a los que podemos ir sin visa. En Asia como tal podemos
ir a: Corea del Sur, Laos, Cambodia, Bangladesh, Japón, Malasia, Maldivas, Micronesia,
Filipinas, Mauritius, Samoa, Seychelles, Singapur, Sri Lanka, Timor-Leste. En
Medio Oriente hay 5: Israel, Líbano, Irán, Armenia, Jordania. Y en Oceanía que
son apenas 14 países podemos entrar a 3: Tuvalu, Palau y Las Islas Solomón.
Que sí, que para el
orden y la paz mundial hay que tener reglas, pero en la repartición de reglas
creo que se les va la mano. Porque yo me pregunto, ¿cuál es el daño tan grande que
hace un dominicano, un cubano cuando viaja al resto de los países? ¿Por qué existe una decisión casi
unánime de no permitir la entrada libre? ¿prostitución? ¿drogas? ¿el riesgo de que nos quedemos? ¿no existe acaso
ese mismo riesgo con otros países que tienen más libertad? Miremos el caso de Guatemala, Honduras, Nicaragua y
El Salvador, ¿no pertenecemos al mismo grupo? ¿no tenemos condiciones similares? ¿qué criterio los hace decidir
que no podemos entrar a 100 países como ellos, sino solo a 50?
Evidentemente hay muchas cosas en cuestión. Pero no es solo el
tema de tener un pasaporte con derecho limitado, es además lo que nos
implica esto y el trato que nos "merece" tener nacionalidad "tercer mundista" X (odio este término). Se suma también la
imagen nuestra que existe fuera gracias a la cual se viven situaciones fuera de norma y pasan malos ratos justos por
pecadores.
En mi caso me han tocado algunas experiencias relacionadas con este tema. Por ejemplo en Argentina,
que fui hace unos años. Era invierno, iba cubierta de pies a cabeza (hehe, exagero). Salgo del avión, paso por inmigración y en el momento en que le paso
el pasaporte al agente, me mira y me dice:
"Colóquese en un rincón aparte por favor." Hago lo que me pide, con asombro, mientras las cien personas en la fila se dedican a mirarme. Viene un señor a pedirme explicaciones de viaje: "¿adónde vas? ¿por qué? ¿a qué te dedicas? ¿a qué vienes? ¿por cuánto tiempo? Dame tus documentos de viaje, tarjetas de crédito y demás". Sin más opción que hacer lo que el hombre me pide, le entrego mis papeles y me deja en el mismo rincón frente a los cientos de miradas curiosas. El agente de la ventanilla me da mirada poco amable además. Treinta minutos y algunas llamadas después, regresa el agente a devolverme mis cosas y me dice que la embajada de mi país está requiriendo estos chequeos y que afortunadamente no hay ningún problema conmigo.
Bien. Se me ocurren muchas ideas de como esto podría hacerse de una manera más agradable.
Días después en un
bar de Tango en Palermo me encuentro con un argentino que me ve bailando salsa
y me pregunta de donde soy, cosa que hasta el momento había resuelto
respondiendo "Del Caribe" para evitar comentarios. Pero él
insistió así que le dije. Su expresión cambió ligeramente y comenzó a preguntar cosas
y a decirme que era la primera vez que veía una dominicana en esta zona. Que
normalmente las dominicanas están en un barrio llamado Constitución donde se
prostituyen y demás, porque hay una mafia que se llama Mafia de blancas que trae mujeres de mi país y etcétera. Y luego de esto me invita a una copa. Bonito.
Algo parecido me pasó
en España en un bar en el norte del país, donde charlaba con el amigo
venezolano de una amiga de Lituania que me dijo: "Eres la dominicana más decente
que he visto." Tenía muchas ganas de preguntarle ¿Y a qué tipo de
dominicanas usted conoce?
Otra día en un bus de Madrid a Granada una señora que iba a mi lado entabló conversación conmigo y me preguntó de donde
era, cuando le dije, me dijo "Oh, pero ¿y hay dominicanas guapas?". Si, Doña, las hay.
Nunca he sabido que
es lo que la gente espera que uno responda ante estos comentarios. Que sí, que
no contienen ninguna malicia, pero agradables de por sí no son. Es darse uno
cuenta de la imagen que la cultura propia tiene fuera, no se sabe exactamente gracias a
quien. A dos o tres que han salido a hacer las cosas mal hechas. Otras experiencias he
tenido en México y en Colombia con relación a pasaporte/nacionalidad. En México,
abordando el avión al ver mi pasaporte un agente pidió contar el dinero en efectivo de mi billetera.
En Colombia me eligieron para revisar mis maletas con un perro antidrogas. Irónicamente en Turquía es el país en el que
más cómoda me siento en este tema. Decir que soy dominicana para ellos resulta
una novedad, se les esboza una sonrisa y todo pensando en nuestro paraíso
tropical. Aquí en Turquía tengo una amiga libanesa que quiere que vaya a visitarla a El Líbano y estuvo preguntando a sus amigos si los dominicanos necesitamos visa y demás. Una amiga suya que trabaja en el aeropuerto le confirmó que no necesitaba visa pero le dijo que en el El Líbano hay una fuerte prostitución de mujeres dominicanas y que por lo tanto, suelen detenernos en el aeropuerto y llevar a un cuarto aparte para revisar documentos y hacer preguntas. Le preguntó que si yo era negra, a lo que mi amiga contestó que no y le enseñó mi foto y la chica dijo que no me reconocía como dominicana, que era la única dominicana bonita que ella había visto. Son cosas que encogen el patriotismo de uno y hace que uno sienta hasta vergüenza. ¿Hasta cuándo nuestra libertad como viajeros va a estar condicionada por cosas como estas?
¿Que la tienen mas fácil los que nacen en otro país? pues sí, absolutamente. Empezando por que tienen una fila aparte en inmigración en los aeropuertos para pasar sin mucho problema y además por estar excentos de pisar embajadas. La cantidad de documentos que nos piden para aplicar a una simple visa de 15 días para irnos a tomar un par de cervezas con amigos y reír sanamente. Y encima hay que responder amistosamente a las
preguntas que nos hacen sin importar el tono con que las hacen.
Yo veo estos procedimientos casi
como aplicar a un empleo. El pasaporte viene a ser como el CV. Revisan
cada página con detenimiento, mirando cada sello, cada visa. Miran los
documentos bancarios, los documentos que prueban que tenemos una vida de gente
decente. Y mientras escudriñan estos detalles van haciendo preguntas punzantes
y mirándonos directo a los ojos como psicólogos o detectores de mentiras para
determinar si somos merecedores o no de ser agraciados con la libertad de viajar.
En la última ocasión que apliqué a visa
española, en la Embajada de España me pedían una carta de invitación hecha por
la Policía de Granada que costó 80 euracos. Una hoja con unas cuantas líneas
y un dulce mensaje detrás especificando que si tenía la brillante idea de
quedarme en su territorio, la amiga que me invitaba podría ir de 4 a 8 años a la cárcel…
Lo peor del caso es que para nosotros ya es algo normal, estamos ya acostumbrados a que en el momento en que decidamos salir de casa y que haya que pisar una embajada, algún tipo de humillación habrá.
En
definitiva resulta una situación triste, incómoda, exagerada. Somos seres
humanos, tenemos libre derecho de recorrer este planeta tierra que ningún político
creó. Que trabajamos todos por un mundo de todos. Y las exigencias para demostrar nuestra valía como viajeros demostrando bienes materiales que nos "aten" a la tierra de origen (o de turno) y recibir tratos innecesarios a cambio, le bajan la moral a cualquiera. Si alguno de ustedes
(vosotros) que leen este texto, algún día se convierte en presidente poderoso
por favor piense en la salud emocional de los viajeros del tercer mundo y haga algo por lo que
yo llamo la "Libertad Viajera Mundial".
Porque
en todo esto hay una cosa muy clara, el sistema hace que la gente corrompa el
sistema. Que sí, que es un tema complicado, que la solución no parece fácil, pero con tanta mente brillante seguro que aparecería si se quisiese.
Mientras más se prohíbe a los Africanos entrar a Europa en barco, más
lo intentan, más vidas se pierden, igual con los dominicanos en los Estados Unidos, igual con los
haitianos en República Dominicana. Como dice mi amigo Pedro Yapor: "Cuando las personas pueden votar con sus pies no les interesa votar con sus puños."
Que viva la Libertad Viajera Mundial y el pasaporte como verdadera puerta al mundo.