Hace unos meses leí un articulo titulado Elegir es renunciar sobre la pelicula Boyhood. Me resultó super interesante lo que plantea; el tema de las decisiones, decisiones que nos definen, que nos atormentan.
Tomar buenas decisiones es quizás un deseo común (bueno, habrá gente que no le importe), una de esas cosas que la gente de cualquier cultura, país, edad, tiene en su lista de cosas importantes. Algunos dedican mucho tiempo a decidirse por un corte de pelo o cambiar de carro/coche o tener hijos, o irse a vivir fuera. Como plantea el artículo, elegir X cosas es sinónimo de renunciar a X otras. Y cuando se mira como una renuncia puede ser un poco intimidante, le da mucho más peso a nuestro hábito diario de decidir.
En lo que concierne a mí, si que he tomado decisiones que me gustaría
tener oportunidad de volver a repensarlas. Claro, todo lo que he decidido me ha
dado otras cosas maravillosas, desde elegir la carrera que elegí, el trabajo
que elegí, los amigos, los hábitos, los viajes, etc.
Como nos pasa a muchos, me he preguntado si mis decisiones han sido
las correctas. Si debi quedarme más tiempo en casa, si ha valido la pena
recorrer tanto mundo. Y no, la respuesta no es sencilla. No me he podido
responder a mi misma con un si o un no. Hay muchos quizás, depende, por un
lado, por otro, hay muchos por ejemplo y hay muchos no sé…
Elegir es renunciar, es exactamente lo que resume este
proceso que vive cualquier persona que agarra la maleta, pone el dedo en el
mapa y se va.
El primer año me resultó sencillo, en España, mismo idioma, cultura a la que me resultó fácil adaptarme y sentirme a gusto. Buenos aprendizajes, buenos amigos. La experiencia española no la puedo comparar con nada. Un año y medio de muchos aprendizajes y de muchas experiencias chulas. Me enamoré de ese país colonizador al que solemos tenerle un doble sentimiento.
España me regaló otra perspectiva de la vida y llenó mis expectativas, me gustó tanto que vuelvo en cada ocasión que puedo y me siento en casa fuera de casa.
El primer año me resultó sencillo, en España, mismo idioma, cultura a la que me resultó fácil adaptarme y sentirme a gusto. Buenos aprendizajes, buenos amigos. La experiencia española no la puedo comparar con nada. Un año y medio de muchos aprendizajes y de muchas experiencias chulas. Me enamoré de ese país colonizador al que solemos tenerle un doble sentimiento.
España me regaló otra perspectiva de la vida y llenó mis expectativas, me gustó tanto que vuelvo en cada ocasión que puedo y me siento en casa fuera de casa.
Por casualidades de la vida encontré la oportunidad de moverme hasta Turquía y la experiencia ha sido
agridulce e intensa. He visto y he vivido muchas cosas distintas a lo que estoy
acostumbrada. Algunas de esas cosas me han traído malos humores, otras menos.
Aprender el idioma me ha sido difícil, adaptarme a la ciudad también, hacer
amigos también.
Ya han pasado casi dos años, falta uno más esta aventura islámica y muchos días me pregunto si tanto sacrificio ha valido la pena. Estar lejos de todo, de todos, renunciar a la vida que me gusta y a los hábitos que estoy acostumbrada.
Todo eso y mucho más, para que al final de todo la vida sea la que soñamos o quizás todo lo contrario.
En fin, la vida es un ciclo repetido de decisiones que traen indecisiones...y valga la redundancia, hay que decidir si vivir con la culpa de no haberlo intentado o con la incertidumbre que trae intentarlo sin saber el resultado que traerá...
Ya han pasado casi dos años, falta uno más esta aventura islámica y muchos días me pregunto si tanto sacrificio ha valido la pena. Estar lejos de todo, de todos, renunciar a la vida que me gusta y a los hábitos que estoy acostumbrada.
Todo eso y mucho más, para que al final de todo la vida sea la que soñamos o quizás todo lo contrario.
En fin, la vida es un ciclo repetido de decisiones que traen indecisiones...y valga la redundancia, hay que decidir si vivir con la culpa de no haberlo intentado o con la incertidumbre que trae intentarlo sin saber el resultado que traerá...
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